¿De qué nos morimos los argentinos?

Hipertensión, inseguridad, cáncer, accidentes de tránsito... Las estadísticas indican que, cada año, en todo el país, mueren 300 mil personas.
El escritor estadounidense Paul Auster dedicó uno de sus libros a ciertos personajes que entrenaban para morir. Allí estaban los “runners”, por ejemplo, que corrían hasta que el cuerpo les dijera basta. Y había escaladores de edificios altísimos, que luego se lanzaban al vacío; esos se llamaban “leapers”. Para los más pudientes, las opciones eran contratar al propio asesino o internarse en la “Clínica de la eutanasia”. Lo cierto es que estas prácticas sombrías que persiguen algo tan natural como lo es la muerte, abordadas en el libro “In the country of last things” (En el país de las últimas cosas) son categorías inexistentes en las estadísticas que elabora el Ministerio de Salud para exponer las causas de muerte de los aproximadamente 300 mil argentinos que se van cada año.
Según el Ministerio, en 2003 (último año con datos disponibles), 95.090 argentinos murieron de enfermedades del sistema circulatorio como hipertensión (5.674 casos) o insuficiencia cardíaca (28.987 casos). Siempre con la mira en las enfermedades, los tumores son la segunda causa de muerte con 57.385 casos y, dentro de esta categoría el triste podio lo ocupan los tumores malignos de tráquea, bronquios y pulmón con 8.377 casos, seguidos por los tumores malignos de órganos del aparato digestivo con 6.370 casos. La tríada de enfermedades fatales para los argentinos se completa con las del sistema respiratorio, con 41.402 casos. Las cifras son relativas y puede que digan poco para el común de los mortales, pero los especialistas hacen otra lectura: “Estamos realmente muy mal”, dice Oscar Groso, del departamento de Cardiología del Hospital de Clínicas. ¿A qué se refiere?
El especialista aclara que el riesgo cardiovascular global se debe a varios factores: tabaquismo, hipertensión, colesterol y ritmo de vida, entre otros. “En América Latina, la Argentina es segunda en mortalidad por enfermedad cardiovascular y segunda en tabaquismo también. Tiene que ver con la alimentación, la actividad física, el nivel de estrés”, sostiene. El deterioro de la calidad de vida atenta contra las posibilidades de extender la esperanza de vida. También para ello, Groso ensaya una respuesta: “Todo se basa en un problema de identidad, no somos ni europeos ni americanos... Comemos comida que no debemos, no hacemos la actividad física necesaria, tenemos mucho tabaquismo. En fin, hay una cultura de no cuidarse”.
Dentro de las causas no relacionadas a la salud (llamadas técnicamente "causas externas"), el ministerio ubica en el primer puesto a los accidentes de tránsito. En 2003 hubo 3.399 muertes en el lugar del accidente. Sin embargo, según la asociación Luchemos por la Vida, la cifra es mucho mayor. Así, en los 4 primeros meses de 2004 hubo 2.376 muertes, lo que hace un promedio de 594 muertes mensuales. “Con respecto a países desarrollados tenemos entre 7 y 10 veces más accidentes de tránsito a igual número de vehículos en circulación. Y entre los menores de 35, la principal causa de muerte son los accidentes”, dijo Alberto José Silveira, director de Luchemos por la Vida. El dato es alarmante.
La socióloga Constanza Street, becaria del Conicet y especialista en población, dijo que “el 73,4 % de las muertes de varones entre 15-24 años responden a causas externas, mientras que entre las mujeres de esa edad llega al 42.3%. Estos valores no se registran en ningún otro grupo de edad”, sostiene. Y agrega: “La solución es simple, sólo hay que cumplir las normas”. Pero, ¿se trata de un mal urbano? Los datos de Luchemos por la Vida indican que el 42% de los muertos en accidentes de tránsito se producen en zonas rurales contra el 58 por ciento que tiene lugar en zonas urbanas; en cuanto a los heridos, sí hay una diferencia pronunciada porque el 85% se dio en las ciudades. Silveira concluye: “La gente no cumple las normas ni en ciudades ni en zonas rurales. El estado no controla ni acá ni allá...”
Para elaborar estas penosas estadísticas, el Ministerio relaciona las defunciones provenientes de una causa específica con la población total. A la hora de desagregar la tasa específica de mortalidad por causa, resulta indispensable sumar al análisis la variable edad y sexo. Teniendo claro que la esperanza al nacer para los hombres es de 70.6 años y para las mujeres es de 78.1, Street explica: “Se registra mayor sobre mortalidad masculina, dado que las causas de muerte de origen endógeno (enfermedades del corazón, enfermedades cerebro-vasculares, tumores, etcétera) afectan más tempranamente a los hombres en el calendario de vida”. La inseguridad es otro tema caliente. Si de muertes violentas se trata, los números del Informe anual de estadísticas policiales de 2003, que aborda entre otros aspectos los homicidios dolosos, arrojan que se produjeron 2.876 en todo el país (por cada 100.000 habitantes hubo 7,93 víctimas). Santa Cruz (14,22 por cada 100.000 hab.), Mendoza (11.14) y Buenos Aires (9,94) ocupan los primeros lugares. La Dirección Nacional de Política Criminal se ocupó en 2002 de investigar cuántos homicidios dolosos se produjeron en la Ciudad de Buenos Aires: hubo 6,99 hechos por cada 100.000 hab. Entre las muertes violentas hubo un gran incremento en las cárceles. La Comisión Provincial por la Memoria, denunció en marzo de este año que mueren tres presos semanalmente por causas violentas (es decir sin contar muertes naturales y por Sida) en las cárceles de la provincia de Buenos Aires. El número se ha triplicado pues el año pasado cuando, según la institución, moría un preso por semana por motivos traumáticos.
Groso está convencido de que en los próximos años crecerá la insuficiencia cardíaca, la diabetes, la obesidad y la hipertensión: “Los tratamientos en nuestro país son caros y muchos los abandonan. Además, es alarmante que hay entre un 10 y un 15% de chicos con hipertensión”. Está claro que la solución global sería respetar el ritmo del cuerpo casi tanto como las normas de tránsito pero, ¿se puede? Como dice Auster en aquel libro: “Cada vez que pensás que encontraste la respuesta, descubrís que la pregunta ya no tiene sentido".

pepa

papa ajaja ..

de angustia

de viejo
yo me voy a morir de viejo como a los 100 años!
pero sanito! con mis enfermedades motrizes olvidadas en una casa de pension lejos!
de mi tierraa donde naci cerca del infierno y mas cerca del paraiso!
pero me voy a ir al infierno a sufrir porq voy a vivr una vida plena!

cada dia me sorprendes mas katarro






yo me voy a ir al infierno unos dias y cuando tenga calor al cielo y me qedo ai tranki